Había dejado de escribirle, no le iba a mandar mas cartas. Perdí su dirección, se mudo de casa el amor. No tenia una ganas ni ánimos de recorrer los barrios mas bajos buscando la casa.Pero, cruce la calle sin mirar, y la vi. Vi un caserón, abandonado, con las ventanas empañadas, parecía que lloraba por dentro y por fuera conservaba esa esencia de vencer al tiempo y el desgaste. Era la casa, encontré la dirección, me acerque a la puerta,3 escalones,plantas marchitándose y una campana oxidada. Mire a mis pies, y no había alfombra de bienvenida en la casa del amor,para nadie. Baje el picaporte y abrí suavemente. Paredes desgarradas, una esclarea con escalones rotos que llevaban al centro de la casa, cuadros sin fotos, y velas apagadas con un llanto hasta el piso. Un piso que rechinaba cuan llanto de niño y un silencio que aturdía sordos. Saque papel y lapicera y deje una nota, si esa era la casa a cual correspondía, la respuesta iba a llegar. Tres días pasaron, y una carta llego con una invitación a volver a la casa. Esta vez,las flores estaban vivas,las ventanas a medio abrir,la escalera emparchada invitándome a subir y llegar al centro de ella. Una habitación casi triste a la vista,pero llena de cosas hermosas llenas de polvo esperando a ser sopladas y valoradas. Ordene,acomode,y deje de escribirle de nuevo al amor, decidí mudarme a la casa y habitarla.
No tengo dudas que es donde quiero estar, donde me siento cómodo, y aunque me lleve tiempo, voy a repararla por completo y vivir en ella y con ella. Es la casa que pienso habitar.
